Me senté a esperar, como el que espera a la muerte. La primera en llegar fue Elena, su pelo era rubio platino, tenia una nariz pequeña y labios carnosos. Sus ojos eran claros, podías hundirte en ellos. Era perfecta, además iba con unos vaqueros deshilachados y una camiseta en la que ponía con caligrafía infantil: I am a california girl. La camiseta estaba metida dulcemente por dentro de los pantalones, unas zapatillas rojas descansaban en sus pies. Impresionante pensé. Su pelo me cautivo, lo llevaba sin definir, caía por sus hombros con gracia. Era una chica tierna, amable y dulce. Me cae realmente bien, pensé.
La segunda fue Anna, tenia el pelo oscuro y largo, caía sobre sus hombros liso, pero a la vez con volumen. Sus rasgos eran delicados pero unos enormes ojos color avellana destacaban ante el tono oscuro de su piel. Era sonriente, graciosa y muy divertida. Su sonrisa era casi hipnotizante, y por un momento pensé que me deslumbraría. Fue de los mas amable conmigo y se veía a la legua que era una chica de lo mas extrovertida. Vestía una camisa ancha y en sisas, con un estampado de flores en colores brillantes y fuertes. Además, llevaba unos shorts vaqueros en un color blanquecino y con rotos. Iba realmente bien. También llevaba unas sandalias romanas y un brazalete de madera ancho y un pelin étnico.
Tardo un poquito mas, pero después llego Kristin, era morena, un adorable flequillito adornaba su frente. Su expresión era algo infantil, de repente una chispa en sus ojos me hizo retroceder. Ella era de todo menos ñoña. Su pelo era moreno, por los hombros y liso. Extremadamente liso. Era la más activa de ellas, no paraba quieta. Su tez era pálida, muy pálida. Al igual que Ann su sonrisa era preciosa. Muy blanca, me sentí con los dientes mas amarillos del mundo ante tantos dientes blanquisimos. Era la mas bajita, teniendo en cuenta que las demás eran muy altas. En eso si me senti agusto, desde pequeña había sido la mas alta de la clase. Entre ellas era del montón. Llevaba una camiseta con los hombros desbocados en azul eléctrico, unos shorts oscuros y una cuñas azulonas completaban el look.
La tranquilidad me invadió, ellas me habían "aceptado". Por primera vez en la tarde, respire con tranquilidad, inmensa tranquilidad. Entonces llego ella.
Su tez era pálida y sus rasgos delicados, muy delicados. Sus ojos inspiraban frio, el tono del cielo los invadía completamente. Su mirada hizo que me estremeciera. Un escalofrío recorrió mi espalda. Sonreía, pero no la sonrisa que me mostraban las demás. La suya era casi tan fría como sus ojos. Su cabello era rubio con algún que otro mechón oscuro. Llevaba una falda suelta por la cintura. El estampado era primaveral y una camisa blanca remataba el look. Unas cuñas blancas con detalles en rojo parecían especialmente hechas para el tono de sus uñas, que por supuesto quedaba perfecto con la falda. No tenia ni la menor idea de porque, pero ella me inquietaba.
Vannesa, como yo, llevaba un look sencillo. Una camiseta pálida con unas letras en azul ponían: ''Only smile". La sudadera de color roja, las converses con la bandera de USA y shorts vaqueros lo remataban.
-No sabia que había que venir perfecta- dijo con algo de odio y crueldad, pero sobretodo con una inmensa simpatía.
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